sábado, 24 de marzo de 2018

EL FEMINISMO ES UN DERECHO NO UNA MODA


Parece que el feminismo está de moda (como si fuera una tendencia). Últimamente a todo el mundo se le llena la boca hablando del tema. Yo, como mujer, soy de las que lucha como muchas de mi género en décadas pasadas, porque algún día se deje de hablar del feminismo, que no haya el día mundial de la mujer,  que no tenga que luchar por la igualdad, la libertad o la independencia. Porque el día que no se hable de todo esto, será porque habremos conseguido la paridad absoluta.
Rechazo todo lo que tiene que ver con “ismos”, como racismo, clasismo, sexismo, incluso ese feminismo mal entendido por algunas “machistas” a la inversa que han emprendido una caza de brujas contra algunos escritores como Pérez Reverte o Javier Marías por considerarlos misóginos y machistas (cuanta estúpidez). También considero una total imbecilidad tener que aceptar la aplicación del término  “miembros o miembras”, “portavoz y portavoza”….. (De verdad que mi ego feminista no lo ve necesario). Asimismo me resulta paradójico el mecanismo de protesta de grupos activistas donde sus cuerpos desnudos son sus herramientas (como el Grupo Femen que en España es liderado por Lara Alcázar). Creo que el hecho de enseñar mis pechos poco o nada beneficia mi deseo de igualdad.
Y no voy a consentir a nadie que me considere menos feminista por no odiar a los hombres,  me gustan las personas, deseo que se eliminen las barreras, creo firmemente que conseguiremos la igualdad pero luchando con inteligencia y firmeza como nuestras antecesoras Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazan, Clara Campoamor, Martinez Ten…Y muchas otras anónimas que lucharon contra esa sociedad capitalista-patriarcal que intentaron silenciar sus voces.
También soy una feminista que me depilo, que adora la ropa, maquillarme, que me encanta que mi marido me diga lo guapa que estoy sin que eso menoscabe mi igualdad. Que lloro y me emociono sin que por eso me sienta el sexo débil. Que expreso libremente mi sexualidad y mis ideologías… Que aun y con todo soy consciente de que nos queda mucho camino por recorrer, lo nuestro es una carrera de fondo, que nuestro enemigo no solo es el machismo sino también  ese movimiento “feminazi” que tanto daño está haciendo a las propias mujeres.
Mi único deseo es que llegue el día en que caigan las barreras invisibles, la brecha salarial entre hombres y mujeres, la violencia de género, los abusos sexuales…. Por pedir que no quede!!!



sábado, 17 de marzo de 2018

LOS "DRONES" TOMAN LA PASARELA


Que ilusa yo, me creía que ya había cerrado el capítulo del mal uso de modelos sobre la pasarela o la falta de ellos, pero cuál es mi sorpresa que como todo en la vida, siempre, pero siempre se puede superar, solo es cuestión de tiempo, de estupidez humana o ganas de llamar la atención, cosa esta última muy cool, hit o must have, cualquiera de los términos indispensables en la jerga de este mundo paralelo que es la moda.
En los desfiles de Milán y concretamente en el Palacio Reale de Milán a la espera del desfile otoño-invierno de Dolce&Gabbana a los asistentes, críticos incluidos, se les pide desactiven su Wi-Fi. Sorpresa, intriga, expectación… son sentimientos a los que cada vez más los diseñadores recurren para dar interés a sus desfiles. Los diseñadores Domenico Dolce y Stefano Gabbana, siempre transgresores y en su afán de ser los más innovadores y no solo en sus colecciones sino en la forma de presentarlos, inician el desfile con la aparición de 7 drones de los que colgaban la última colección de bolsos en cuero y diamantes bajo el nombre “Devotion Drone”.
Cual secuencia de ciencia ficción, robótica o inteligencia artificial, el desfile transcurre entre la incredulidad y el no saber si la siguiente salida la haría terminator en su continua lucha entre las maquinas y el ser humano, pero tras la sorpresa, todos los ojos se vuelven hacia la suprema Anna Wintour (editora de la revista Vogue) que es la que decide el éxito o no de un desfile o colección. Y inexplicablemente la todo poderosa acepta con entusiasmo estos nuevos aires de modernidad dirigida a complacer a los Millennials (generación que se hizo mayor con la entrada del nuevo milenio), una generación que ha crecido disfrutando de los mayores niveles de bienestar. Hay quien dice que son malcriados, impacientes, adictos a las tecnologías y con ganas de cambiar el mundo.
Si desde luego el fin era apostar por lo nunca visto, meta conseguida, otra cosa es lo que otros muchos (entre los que me incluyo) pensamos acerca de si todo vale o si todo lo que está por venir es lo mejor.